A Ti, Miedo...
Me dirijo a ti, ser, ente, engendro, que has gobernado mi vida de forma despótica y humillante para mi persona, convirtiéndome en un ser cohibido y huidizo, un paria que se ha movido al son que tú has marcado.
Me dirijo a ti, que por las noches te diluyes para salir con más fuerza en la mañana, a ti que apareces cuando me enfrento a las personas, cuando he de comunicarme, cuando he de decidir.
Me dirijo a ti, porque ya no quiero que gobiernes mi vida. Porque estoy harto de que reduzcas mi tono de voz, de que frenes mi espontaneidad, de que me prohíbas errar y aprender de mis errores. Quiero verte reducido a una parte minúscula de mi existencia. No me gustas porque no me gusta vivir acobardado. A partir de ahora, voy a combatirte con todas mis fuerzas.
Para ello, he de estar siempre alerta para poder identificarte, ya que cual ruin artero, te disfrazas de modestia, de vergüenza, de escrúpulo, de conducta social, y de baja autoestima para ocultar tu presencia y mover los hilos de mi actuación sin que me dé cuenta.
Así, cuando me encuentre con otras personas y tenga que hablarles y mirarles a los ojos y alzar el tono de voz, voy a identificarte y a expulsarte.
Y cuando no diga algo porque pueda ser objeto de burla o de crítica voy a pensar que eres tú el que está en medio, y que tal crítica no existe más que en mi cabeza. Porque cuando la crítica o la burla es real no existe el miedo, sino el enfado o la risa.
Pienso que eres tan real y a la vez tan inventado y agrandado por mí mismo… Pienso que eres intangible y al tiempo con unos síntomas muy evidentes. Y como no quiero alterar mi organismo y sus funciones y tener un malestar físico continuo y denigrante, voy a expulsarte de mi mente.
Miedo, me enfrento a ti para mantenerte a raya, para que salgas de mi mente y estés junto a mí lo mínimo posible, para volver a disfrutar como cuando era un niño.
Para ser el ser humano que merezco y deseo ser.
Vera Tucker
