Celos y Envidias
La vil envidia se apodera de nosotros como una telaraña atrapa a sus presas.
Aparentemente podríamos creer que no conlleva ningún riesgo, ya que pensamos que no pasará nada y nos fiamos de que sabremos actuar a tiempo o, simplemente, nos consolamos diciéndonos a nosotros mismos que mucha gente la siente en determinado momento de sus vidas. Sin embargo, como las presas de la araña, si no huimos rápido caeremos en una tela sedosa y pegajosa que tendrá un final letal.
Este sentimiento es una tristeza profunda que sólo nos destruye a nosotros y denota desaprobación hacia nuestra persona.
El poeta Samaniego escribió una fábula con la que todos deberíamos reflexionar:
" Brillaba en una floresta
durante noche sombría
la luciérnaga modesta
que ignoraba que lucía.
Envidioso de su brillo,
cierto sapo que la vio,
fue y escupió al gusanillo
veneno que la mató.
¿Porqué? -Exclamó falleciente-
a un desvalido matar!
Y escupiendo nuevamente dijo el sapo:
¡NO BRILLAR!"
Podemos encerrarnos en nosotros mismos y envidiar a los demás, pero...¿No sería mas bonito brillar a su par?
No podemos envidiar al sol ya que nos proporciona la vida con su luz y su calor y no deberíamos de envidiar a estas personas que como el sol alumbran y dan alegría.
Lo mejor sería plantearnos una pregunta;
¿Porqué no permitimos que ese sentimiento se marche y entren esas personas para alumbranos y ayudarnos a mejorar?